martes, 30 de enero de 2007

Ópera bajo la Catedral


Hay un dicho que dice que nunca hay que ir por los caminos ya marcados porque sólo conducen a sitios donde los demás ya han estado. Y en parte es cierto. Pues muchos -tanto visitantes como los propios ciudadanos- són los que han visitado la Catedral de Barcelona, pero pocos son los que a veces deciden perderse por el entramado de callejones de su alrededor, tan estrechos y caóticamente dispersos que parece que nunca lleven a ninguna otra parte. Aun así, muchas veces obviamos lo evidente, y es que las calles, además de transcurrir por ellas, también sirven para olerlas, sentirlas, descubrirlas... puesto que muchas guardan secretos que jamás podríamos haber llegado siquiera a imaginar.

Una de estas calles tan especiales es la calle Santa Llúcia, a pocos metros de la Basílica barcelonina, y rodeada por una capilla del mismo nombre, por el histórico edificio de Casa l'Ardiaca, -poseedora de un patio renacentista-, por la muralla romana y el palacio episcopal. Pero ni siquiera todo esto junto es lo que convierte esta pequeña callejuela de pocas decenas de metros en un lugar emblemático. Lo más singular, especial y diferenciador no es ningún edificio ni ningún monumento de su alrededor; sino un hombre. Un hombre que, desde hace ya años, al menos cada domingo -desconozco si frecuenta ese sitio algún otro día- se pone allí a cantar ópera. Es un hombre maduro, aunque no mayor. Cabellera negra y ojos escuros, canta con una potencia tal que es imposible no notar el vibrar de su voz invadiendo tu interior. Desconozco dónde habrá aprendido a cantar de esta manera, o cuando decidió abandonar los teatros. Pero oírle repetir pasajes de célebres composiciones a tan solo tres o cuatro metros de ti, resulta, cuanto menos, estremecedor. Es posible, icluso, que en ciertos momentos cuente con algún colaborador masculino o femenino para interpretar duetos. Si cierras los ojos en ese momento, no resulta complicado sentirte durante unos instantes dentro de una obra interpretada en uno de los mejores teatros.

Cada domingo, pues, consigue atraer a un público medianamente fiel compuesto por parejas, almas solitarias o simples curiosos. Y, si algo lo diferencia -además de por su extraordinaria voz- del resto de músicos o cantantes callejeros es que, quizá para crear un clima de intimidad y de cierta magia, sólo canta para los pocos deambulantes que aún recorren esos callejones semi-perdidos y olvidados de la ciudad tras la caída del sol. No esperéis, pues, encontrarlo jamás antes de las nueve o nueve y cuarto de la noche. Y, si queréis un consejo, para escucharlo con calma y desde un lugar agradable sentaros en las escaleras de piedra que encontraréis frente a su escenario. Tras eso, simplemente, dejaros llevar.

domingo, 28 de enero de 2007

Nuevo Foro

Aprovecho para notificar que ya se ha puesto en funcionamiento el nuevo Foro de @2Velas. Aunque ahora mismo se encuentre vacío espero que entre todos podamos hacer de éste lugar un punto de encuentro y de difusión de ideas. Para garantizar una óptima actualización de esta web, además, se ha ampliado la administración del foro a una segunda persona.

Asimismo, habréis percibido que he colocado una cajita en la columna izquierda de la web a la que he llamado "Post Office" para que podáis dejar mensajes cortos que leerán el resto de usuarios. En el caso de que queráis ampliar vuestros comentarios, podéis hacer uso del Libro de Visitas o de las opciones habilitadas para comentar cada uno de los posts de forma individual, o bien poneros directamente en contacto conmigo.

sábado, 27 de enero de 2007

Gato sobre el tejado

Gato sobre el tejado. Enero de 2007

Perfección

Proyectos, ideas, borradores, lienzo en blanco, ignorancia, fijación, nervios, tanteo, aproximación, sudor, inexperiencia, error, rechazo, fracaso, desesperación.
Aprendizaje, esfuerzo, disciplina, estudio, técnica, constancia, confianza, modestia, paciencia, templanza, tiempo, observación, dedicación.
Madurez, tenacidad, inspiración, ensayo, sencillez, deseo, vacilación. Ímpetu, seguridad, pequeña mancha, corrección, iniciativa, sensualidad, pasión desenfrenada, complicidad, orden entre el desorden, unión, maestría, creatividad, conocimiento, vivacidad, placer, espontaneidad, suspiro contenido, cúspide, apoteosis; culminación.

miércoles, 24 de enero de 2007

El caído

El caído. Enero de 2007

A todos los anónimos que murieron por una causa justa, o fueron víctimas de otra de injusta.

martes, 23 de enero de 2007

The Plate

The Plate. Setiembre de 2006.

Cenicienta

La mujer, hermosa y jovial, se mudaba delante del tocador de su habitación. Acababa de vestirse con un resplandeciente y ajustado vestido azul, cuyo diseño resaltaba sus finos hombros, sus voluptuosos senos, su perfecta sinuosidad femenina. Se examinaba delante del cristal con la fragilidad e inocencia pueril con que lo haría una chica de quince años que acude a su primer baile, mientras cantaba, risueña, una canción de cuna.
Cogió un pintalabios rojo y lo apretó contra sus tiernos labios; acto seguido, cubrió a éstos de un candente color carmín, tan intenso como las ascuas del fuego, emanantes de centellas incandescentes.
Con un fino lápiz resiguió sus negras pestañas, las cuales contrastaban con la maravillosa transparencia de sus pupilas, desde las cuales se podía acceder hasta lo más hondo de su corazón. Acto seguido, esparció por su rostro un fino polvo, 'polvo de estrellas', gustábale decir, pues eran derramados suavemente para palidecer tímidamente sus mejillas, como si de una lluvia de cometas en medio de la opacidad absoluta del universo se tratara.
Tras eso, tomó su extenso y perfumado cabello jazmín, y, liberándolo del recogedor que lo mantenía sujeto, lo dejó caer, ondulante y harmonioso, hasta su máximo punto de flacidez. Luego, recogió de una pequeña y redonda cajita de porcelana unos pendientes vistosos y relucientes que parecían bailar alrededor de su rostro.
Cuando hubo hecho todo eso, dirigióse al fin a calzarse. Cogió con dulzura los tacones comprados para la ocasión tan sólo unas horas atrás y deslizó cuidadosamente sus pies, los cuales se introdujeron hasta encajar perfectamente en su interior. Acto seguido, roció su cuello de cisne con unas gotas de perfume, recogió su abrigo y salió de casa.
En la calle la luna había tomado posesión del cenit y parecía rugir, silenciosa, envuelta entre nubes de algodón. Mientras tanto, la mujer proseguía su camino, bajo la complicidad de las estrellas, entre calles tan grises que ni tan siquiera las luces anaranjadas de las farolas se atrevían a iluminar.
Al fin llegó al punto donde debería recogerla el carruaje, así que se detuvo en un rincón de la calle y esperó. Pasaron varios coches; también varios hombres de a pie; pero ninguno pareció recalar en su presencia, demasiado inalcanzable y poderosa para aquellos que recorren el camino de sus vidas sin levantar la vista de sus pies. Poco después, un coche negro metalizado se detuvo frente a ella y una puerta se abrió. Un breve juego de miradas bastó para que, sin vacilar, se introdujera en su interior.
A dentro, silencio. Pianos y violines amenizaban el trayecto, creando una absorvente atmósfera de placer y relajación. Los retrovisores destellaban al paso de cada neón, impregnados de un casi imperceptible lloviznar que poco a poco iba humedeciendo los cristales con sus finas gotas resbalando y jugueteando mansamente. Finalmente, tras unos minutos, el motor se detuvo. Entonces, sin más ruido que el respirar de ambos cuerpos, un salvaje juego de unión se desenvolvió entre besos, mordiscos y caricias bajo la tutela de la soledad más absoluta.
Al amanecer, la mujer llegó a casa. Se desabrochó el incómodo traje que a duras penas conseguía encajar en su embutido cuerpo, se despojó de los incómodos zapatos que le habían mortificado sus hinchados pies durante una noche entera y se lavó la cara, dejando al descubierto un rostro seco, mustio, imperfecto. Se dirigió a la cocina, llenó un vaso de ginebra y bebió. Luego fue hasta la cama, se echó, y empezó a llorar. Cuando las lágrimas que salpicaban su entumecida tez se agotaron, se revolvió entre las sábanas, lanzó un suspiro y, deseando no despertar jamás, la prostituta, desolada, cerró los ojos.

domingo, 21 de enero de 2007

Amanecer

El otro día, por la noche, volviendo a casa después de haber estado con unos amigos en un bar, donde la falsa sensación de felicidad es tan efímera como el tiempo que tarda el hielo de tu vaso en derretirse, me sobrevino la repentina necesidad de aislarme, de quedarme solo y reflexionar. Así, llegué hasta la playa, a tan solo cuatro pasos de mi casa; me acerqué hasta pocos metros de la orilla y me senté. El móvil me avisó entonces de que acababa de recibir un mensaje de alguien; ni siquiera lo leí. No quería que nada enturbiase ese mágico momento donde la calma de las olas hacen brotar espontáneamente de tu mente decenas de melodías, centenares de recuerdos, y tantos otros pensamientos. Levanté entonces la cabeza, descubriendo ante mí un genial mapa de estrellas, y hasta me entretuve un rato imaginando figuras, uniendo puntos blancos en la inmensidad del firmamento. Pasado un rato, me di cuenta de que la luna no había salido aquella noche. La busqué, mas fue en vano. Las nubes la cubrían con un velo de invisibilidad. Y fue en ese momento cuando, rastreando con mi imaginación entre todo el mar de estrellas en busca de cualquier rastro que hubiera podido dejar la luna, topé inesperadamente con un punto luminoso que por su color y brillo jamás había visto hasta entonces. Sólo sé decir que despuntaba de tal manera de las demás, que estremecía de lo hipnotizante que era. Parecía ser la única capaz de aguantar mi mirada sin antes difuminarse entre el gran espesor de la nada, la única de no avergonzarse, como yo, de su soledad y desasosiego, y de seguir brillando, aún con luz rasgada, como la más bella. Nos miramos y casi alcanzamos a tocarnos. Fallamos, pero el silencio con el que aguarda la complicidad que se halla semioculta, nos bastó. Sabedor de la imposibilidad de nuestras intenciones, cerré impotente los puños, mientras el cielo derramaba polvos de estrella. Poco después, los primeros rayos de sol empezaron a iluminar el cielo anunciando la llegada de un nuevo día. Las aguas marinas despertaron de su sueño y empezaron a agitarse, revueltas, hasta escupir espuma, que cubría toda la superficie. Cuando quise volver a fijarme, ese maravilloso punto luminoso había ya desaparecido. Rastreé de nuevo los cielos, frenético, en su búsqueda. Pero era ya demasiado tarde. Las olas, que seguían rugiendo, se levantaron embravecidas y salpicaron mi rostro, que quedó impregnado de sal y agua. Y, al girarme, me pareció por un momento ver asomar la luna, furiosa, inundada de envidia, desprotegida al fin de su manto infinito e invisible, dañada en lo más hondo de su orgullo.

El hundimiento

Primero se manifiesta tan sólo como un breve vibrar, tan leve e imperceptible como un susurro. Nadie lo advierte. Mas, tras ello, de forma continuada y progresiva, le acompaña un retumbar agresivo e incandescente que amenaza, de improviso, a los nobles comensales de la cena en el majestuoso Salón Imperial. La inquietud inicial da paso a la incredulidad, la cual no tarda en engendrar nervios, pánico, estupor.
Un cristal estalla en mil pedazos.
Voces, carreras, griteríos. Avalanchas y descontrol. La guardia, apresuradamente, hace acto de presencia en una acción puramente simbólica. No ha habido ensayo. No hay posible actuación.
Un pedazo de techo se desprende alcanzando al rey. Decapitación. Su corona cae y se pierde entre el tumulto.
Fuego. Gente que intenta huir. Gente atrapada. Cadáveres pisoteados. Algunos, aún parecen respirar.
Caos. Lanzas invisibles atraviesan los frágiles cuerpos que aún anhelan su salvación. El enemigo es omnipresente. No hay oportunidad siquiera de luchar. E igualmente inútil resulta la rendición. El asedio es breve; al poco tiempo todo resulta arrasado. El castillo se desmorona, descomponiéndose y llevándose consigo torres, princesas y dragones, lámparas mágicas y espejos malditos. En su lugar ya sólo quedan escombros, mugre, devastación. Un mundo entero se desvanece bajo la sombra. No hay vuelta atrás. Una pluma ha dictaminado su destrucción.

La muerte de Afrodita

Había enloquecido. Corría por su estudio empuñando un martillo, tez desencajada, juicio perdido. Arremetía contra sus obras hasta humillarlas, desmenuzarlas, despedazarlas. Las esculturas, horrorizadas y conscientes de su trágico destino, parecían querer escapar en vano a tal infortunio, resignándose a contemplar, silenciosas y agonizantes, en vilo su macabro destino.
¡Ay! ¿Qué será de mí? Pregonaba la triste Afrodita de rasgos finos y empañados ojos brillantes, pues pese a sus lamentos también ella sucumbiría a la lujuria del voraz e incompasivo Urano.
Gemidos y lamentos ahogaron los estremecedores llantos que brotaron incesantes en la cámara mortuoria, antes galería de arte. Mas cuando las inútiles carreras habían por fin cesado, entre inertes y mutilados cuerpos en el suelo yacentes, aún una voz, instantes antes de expirar, se levantó para proclamar:
“Desgraciado tú, oh Creador nuestro que nos has destruido, pues de ti ya nada quedará tras tus cenizas. Date cuenta pues, que ahora, ya mismo, has alcanzado tu final”.
Tras ello, un desgarrado grito de horror resonando en la estancia.
Tras ello, un frágil cuerpo desalmado cae desplomado entre desfigurados rostros de cristal.
Tras ello, al fin, silencio.

Blogalización

Quizá nada más oportuno a la hora de estrenar un blog que una pequeña -y no por ello menos importante- reflexión a cerca de los mismos. Supongo que todos hemos oído hablar de la globalización, ese proceso que pretende hacer desaparecer las fronteras y que, por otro lado, está provocando un aglutinamiento -en su caso más enfermizo, invasión- de culturas, costumbres y comportamientos que muchas veces chocan y absorven a las autóctonas debido a la gran influencia y fuerza de atracción que proviene de las primeras. "¿Y qué tiene que ver todo eso con los blogs?" Sería obvio objetar. Pues bien; parece ser que algo parecido está sucediendo ahora en el mundo de la cibercultura. Me explico; si algo positivo ha aportado el acercamiento de las redes a la población es la gran facilidad que tienen las personas para conectarse y crear sus propias bitácoras. En sus inicios, bien por ser más desconocidas, o recientes, o por lo que fuere, sus usuarios decidían crearlas con un fin muy específico, e incluso crítico. Era el lugar idóneo -por no decir casi el único- para evacuar todos nuestros pensamientos, quejas y preocupaciones, consiguiendo además que gente de todo el mundo escuchara y leyera aquello que nunca nos habrían publicado en ningún otro medio. Por primera vez, se consiguió dar voz a una multitud y convertir en noticia de interés los artículos de un anónimo. Algo que enriquecería sin lugar a dudas a gran parte de la sociedad, pues ya no hacía falta ningún filtro que determinara qué escritos merecían la pena ser editados. O, lo que es lo mismo: si algo vende, se publica, sino, se deshecha.


Desde la aparición de los blogs, en canvio, esta discriminación, mucho más personal y coherente, debido a la falta de ambición, o incluso a la falta de necesidad de contentar a las grandes masas con productos estériles, correría a cuenta de cada uno.


No obstante, ahora, el acercamiento de las tecnologías ha provocado una entrada indiscriminada de curiosos a estos espacios personales, seguramente atraídos tanto por la necesidad como por la novedad de poder sentirse protagonistas de sus propias ideas. Pero esto, si bien ha comportado un sofisticamiento en positivo del sistema, con una gran diversidad y enriquicimiento de temáticas nuevas y originales, también ha fomentado una gran competividad cibernética, pues, si algo conlleva el éxito, esto es destacar por encima de los demás, creándose así un punto de escisión. Así pues, las "superpotencias" pasan a competir entre ellas para atraer al mayor número posible de lectores, cegadas por el éxito y la fama que sus bitácoras les están aportando al empezarse a publicar referencias de éstas en periódicos, revistas y portales digitales de referencia mundial, o incluso ante la posibilidad de ganar concursos donde se premia a los blogs más votados; mientras, por su lado, las "micropotencias", aquellas bitácoras cuyas contenido no han conseguido aún salir del anonimato, pueden dividirse en dos clases: las que hacen lo posible por salir del "Tercer Mundo" digital para hacerse un hueco en el tan ansiado Hall of Fame de los internautas y las que no tienen ninguna pretensión más que la de publicar contenidos del interés del autor independientemente del crecimiento que pueda aportarle el propio azar. Todo esto, traducido a la práctica, conlleva que los blogs, ahogados por su propio éxito y, viéndose obligados a editar contenidos nuevos constantemente para no hacer decaer el interés de todo el séquito de lectores que les siguen, publiquen con esa máxima de "cantidad antes de calidad", limitándose a hacer breves referencias a noticias cuanto más populares y de actualidad mejor, eso sí, con un toque de izquierdas para intentar aparentar ser tan "progres" y "underground" como en sus inicios, pero eliminando, por contra y, casi por completo, los artículos de opinión y de crítica propios que caracterizaron de verdad a las primeras bitácoras. Con lo que a día de hoy, los blogs más leídos de nuestro país se están convertido en poco más que en portales de recogida de noticias, como si de la agencia EFE se trataran, sin aportar en el fondo ningún tipo de debate ni discusión que tanta falta nos hace, y afanándose en cambio a copiar y pegar artículos de otras webs que, ni ellos mismos han escrito, ni contribuyen en crear un carácter propio y único a su espacio personal; pues no hace falta más que comparar unas cuantas bitácoras consideradas "importantes" por el gran público y se podrá ver el gran número de posts coincidentes entre ellas, por lo que parece que, cada vez más, los blogs no se pronuncian sobre el mundo que los rodea, simplemente se dedican a reflejarlo tal y como es. Y, mientras tanto, los blogs considerados "pequeños" o "desconocidos", tendirán, cada vez más, bien a desaparecer, absorvidos por sus hermanos mayores, o bien a mantenerse ocultos debido a la sombra que incedirán sobre ellos los "peces gordos" con su éxito eclipsante de este submundo digital, quedando así, los auténticos y "puros" contenidos no contaminados de estos blogs, a merced de los arqueólogos digitales, los únicos capaces de llegar hasta las auténticas entrañas de esta maraña de redes interconectadas sin sentido alguno, llevadas solo por el afán de concursos basura y éxito incendiario.


Bienvenidos a la era de la Blogalización.

Ordenando las ideas




Con este post quiero dar por iniciado el funcionamiento de @2Velas. De un modo medianamente regular, iré publicando todo aquello que escriba -tanto cuentos como opiniones-, fotografíe o crea interesante compartir para intentar hacer de este blog, en la medida de lo posible, un espacio constructivo, divulgativo y original.

Desplegamos velas. Sed bienvenidos.