martes, 6 de marzo de 2007
martes, 27 de febrero de 2007
Valores
Y, si en algo se diferencian los valores de las leyes, es que éstas últimas se imponen, mientras que los valores se enseñan, lo cual supone una gran virtud, puesto que las imposiciones podrán ser acatadas aunque no compartidas, lo cual no siempre garantiza un pleno cumplimiento de éstas, mientras que las enseñanzas, al habérnoslas transmitido desde pequeños, siempre serán aceptadas y defendidas por uno mismo.
El problema surge cuando estos valores empiezan a desaparecer de las escuelas, donde parece ser de mayor preocupación y utilidad aprender inglés o matemáticas. Incluso la filosofía parece haber dejado de ser una escuela de pensamiento para pasar a convertirse en una asignatura más, igual de mecánica que aprenderse las tablas de multiplicar. Aunque más grave es, aún si cabe, la utilización, manipulación e imposición subliminal de los (falsos) valores, también contravalores, como negocio.
Con ello me refiero a todos los modos de comportamiento impuestos por televisiones y medios de difusión en general, donde es sabido que a la hora de seleccionar contenidos, la audiencia, si no la única, es la máxime consigna a la que se aferran, eludiendo así cualquier filtro ético y moral. Ejemplo de ello es el hecho de que en televisión cada vez existen mayor y mayores cuerpos perfectos, mientras que en la realidad cada vez hay mayor y mayores obesos -y anoréxicos-. Todo esto junto crea una distorsión de la realidad donde valores y contravalores acaban juntándose y entremezclándose en una especie de ya muy gastado carpe diem en el que se nos enseña más a disfrutar de nuestros errores que a aprender de ellos. Pero no nos engañemos, forma todo parte de la misma indústria. Ellos te enseñan a equivocarte y, para compensarte, también te enseñan cómo disfrutar tus errores.
Por todo ello, es necesario aplicar un cambio. El problema viene dado porque resulta mucho más fácil, aun sabiendo que estamos yendo en dirección contraria, dejarse llevar por la corriente que ir en contra de ella. Pero los grandes cambios, por suerte o por desgracia, jamás ha sido gracias a las mayorías. De seguir así, seguiremos perdiendo cada vez más nuestra propia conciencia y terminaremos conviertiéndonos en auténticos productos del sistema, de los cuales mucha gente, sabiéndolo o no, forma ya parte. Aceptar un problema no sirve más que para evidenciar que éste existe. Por eso, es necesario que, de una vez por todas, el pensamiento vuelva a hacer acto de presencia en las escuelas y sea fruto de divulgación para que nuestro razonamiento nos permita dejar de ser simples seres y volvamos a ser personas.
Publicado por
Corsso
el
2/27/2007 07:21:00 p. m.
5
mensajes
Etiquetas: Artículos
martes, 20 de febrero de 2007
Life Lessons
Vivimos rodeados de carteles, señales y anuncios que nos bombardean diariamente con mensajes, conductas e incitaciones. Sin embargo, hay algunas advertencias que pueden ser, metafóricamente, extrapolables a nuestra propia existencia. "Watch your step", reza la fotografía de arriba. O, lo que es lo mismo: ten cuidado dónde pones los pies, pues puedes tropezar. Una útil advertencia de la que carecemos en nuestras vidas cuando debemos tomar decisiones arriesgadas.
Publicado por
Corsso
el
2/20/2007 10:39:00 p. m.
5
mensajes
Etiquetas: Fotografía
sábado, 17 de febrero de 2007
La quería
- Te quiero.
Estas dos palabras, pronunciadas de forma sutil, inesperada, acababan de romper un incómodo silencio en medio de una extraña y desordenada noche.
- ¿Qué? – Dijo ella desorientada y sorprendida, clavándome una mirada que era toda ella un signo de interrogación.
- Te quiero. – Repetí.
- Creo que no eres consciente de lo que me estás diciendo – respondió ella, asustada, intentando ganar unos segundos para conseguir sobreponerse a la confusa situación.
- Puede ser, pero te quiero. – Dije con aún más elocuencia.
- Pero tú tienes mujer. – Me recriminó.
- Pero te quiero.
- Y tienes dos hijas.
- Te sigo queriendo aún más.
- ¡Nuestra relación es imposible!
- Te quiero con locura.
Indecisión.
- Yo también te quiero. –Me confesó ella al fin rendida.
- Casémonos. –le insté.
- ¿Aquí? ¿Ahora?
- Sin más. Porque te quiero.
- ¿Y los invitados? ¿Y los vestidos? ¿Y la ceremonia? ¿Y los anillos?
- Al diablo con todo. Simplemente te quiero.
La cogí de la mano y nos besamos. Nos besamos durante largo rato. Nos besamos como si fuéramos a colapsar el mundo, a detener el tiempo.
Finalmente, una leve sonrisa.
- Por dios, Toni. Por un momento creí que todo esto iba en serio.
Nos volvimos a besar.
Tras esa cita perdimos el contacto y no volví a ver jamás aquella joven muchacha de ojos dulces y sonrisa fácil.
Ella no lo sabía, y quizá hubiera debido decírselo. Pero, con el tiempo, me di cuenta de que la quería.
Publicado por
Corsso
el
2/17/2007 04:29:00 a. m.
7
mensajes
Etiquetas: Escritos
jueves, 15 de febrero de 2007
Quiero ser como Pollock
Publicado por
Corsso
el
2/15/2007 10:39:00 a. m.
3
mensajes
Etiquetas: Sugerencias
miércoles, 14 de febrero de 2007
¿Qué es el Arte?
Todos hemos ido alguna vez a un museo, donde hemos podido contemplar obras extraordinariamente distintas, tanto en estilo como en época. Pero, realmente, ¿alguna vez nos hemos detenido a pensar qué es y para qué sirve verdaderamente el arte? A mi juicio, creo que esta palabra es de los términos más abstractos que posiblemente puedan existir y, al mismo tiempo, creo que es también demasiado complejo como para aceptar ceñirnos al estricto significado de un diccionario.
Es complicado llegar a concluir qué finalidad o sentido (si es que los hay) tiene la vida en sí misma. Pero si hay algo cierto, es que, dada nuestra composición, nos es imposible llegar a vivir más de un número indeterminado de años, resignadamente suficiente para la mayoría, pero ínfimamente ridículo para la vasta longevidad de la historia misma de la humanidad. Y no deja de ser menos cierto que la pretensión humana siempre ha deseado alcanzar, de forma utópica, y hasta simbólica, una existencia que se extiende más allá de las leyes de la Naturaleza. Por lo cual, no sería descabellado decir que, dado que nuestra presencia en el mundo está vinculado a un ciclo vital de creación y destrucción, debemos encontrar otro método lo suficientemente consistente y capaz que nos alcance a dar una representación y una memoria cuando nosotros dejemos de existir; y que nuestro deber en la vida no dejaría de consistir en cumplir dos funciones básicas, una a corto plazo, y otra a largo plazo.
La primera de ellas, la función a corto plazo, consistiría a contribuir al desarrollo y propagación de la propia especie humana (pues no se conoce de ningún animal, ni siquiera planta o vegetal que no tenga como principio evitar su propia extinción), ya sea mediante el trabajo, la reproducción, etc. Esta función es compartida con el resto de seres vivientes de nuestro planeta, pudiéndola considerar entonces como una función social (puesto que desempeña un bien común) y primaria.
La segunda función, sin embargo, correspondería exclusivamente a la humanidad, gracias al alto grado de sofisticación y complejidad que ha alcanzado. Gracias al desarrollismo de los humanos, éstos hemos podido ser los primeros en crear inquietudes intelectuales y abstractas (“¿Existe Dios?” “Hay vida después de la muerte?” por poner algún ejemplo) y, por defecto, darnos cuenta de que la muerte existe, y que, además, asusta. Y es a través de estas abstracciones de donde surge nuestra segunda función: una función individual (está encaminada a prolongar, después de muertos, nuestra presencia como meros individuos, sin tener en cuenta el resto de la sociedad) y secundaria (puesto que es imposible desatender nuestras funciones primarias que ya llevamos genéticamente preestablecidas para dedicarnos exclusivamente a ésta última función). Sin embargo, y, aunque todos los humanos tengamos la suficiente capacidad para desarrollar esta función secundaria, no deja de ser una función elitista y oligárquica (ya que sólo unos pocos consiguen mantener, después de siglos, el recuerdo de su existencia a lo largo de la historia).
Así pues, deberíamos preguntarnos: ¿Cómo alcanzar, entonces, dicho propósito?
Éste, pero, debe ir más allá y ser, no sólo un canal donde plasmar ideas y deseos, (puesto que no dejaría entonces, por más bello que fuera, de ser algo inútil e inconexo), sino que debe buscársele una utilidad, a la vez bella y reflexiva.
Así pues, el arte debe cumplir dos funciones básicas e indivisibles: dado que éste, es y debe ser creado, ya no para un presente o para una contemplación de generaciones próximas, sino para la eternidad misma.
No nos interesa el aspecto físico de las personas. Todos podemos sentir cierta admiración hacia, por ejemplo, el escritor Jules Verne o el astronauta Neil Armstrong, sin tener siquiera presente, en muchos casos, su propia apariencia física, ya que lo que cuenta es lo que cada uno de ellos nos transmite (imaginación, pericia, valor, sabiduría, etc). Es incongruente decir, por ejemplo, que alguien es mejor o peor músico porque es más atractivo o menos. Extrapolándolo al arte y, tomando como ejemplo básico el cuadro de La familia de Carlos IV de Goya, lo importante no es tanto ni la técnica ni la composición de la obra, sino lo que la pintura nos transmite de ésta (en este caso, la ineptitud del soberano).
Partiendo de esta base, quedaría entonces justificado el arte abstracto, donde el observador no necesita jugar a las muñecas rusas intentando descubrir qué se esconde bajo la apariencia de unos personajes o de una cierta atmósfera, ya que los autores nos han ahorrado este paso previo, destapando ellos mismos todo obstáculo que pudiese distraer nuestra atención hacia la idea principal que éste quiere transmitir, ofreciéndonos así, exclusivamente el resultado (lo que me lleva a creer que un arte donde solamente se hiciera evidente el mensaje en estado “puro” no podría adoptar ninguna otra configuración que no fuera la del abstraccionismo, ya que las ideas no tienen ninguna forma ni color concretos, pese a que, de una manera únicamente simbólica, se las puede intentar dotar de ellos).
La pintura (entendiendo por pintura todo lo que puede conformar un cuadro: formas, colores, tonalidades, atmósfera, relieves, perspectivas, etc.) no es, entonces, nada más que el simple hilo conductor entre la idea o reflexión que el autor desea expresar y la posterior interpretación del receptor. Por lo tanto, no tiene sentido hacer afirmaciones tales como “este cuadro es bonito” o “este cuadro es feo”, sino “este cuadro es interesante” (me transmite cosas) o “este cuadro está vacío” (de significado). Solamente estaremos capacitados para realizar juicios de valor tras haber conseguido realizar una correcta abstracción del mensaje que se nos pretende transmitir. Los elementos que conforman cada cuadro, pues, deberían usarse únicamente como un vehículo para acceder hasta la esencia propia del cuadro que desea analizar, siendo únicamente criticable el mayor o menor acierto con el que cada artista ha preparado cada uno de éstos elementos, y que será lo que permitirá una mejor o peor interpretación de esta idea sustancial.
Otro aspecto a considerar sobre el arte es el distinto (y a veces) opuesto intercambio de pareceres que ha suscitado en la crítica del público. Muchos han sido los casos en la historia de la humanidad donde artistas que ahora mismo se considera que fueron grandes celebridades del momento, perecieron desgraciados y sin prácticamente reconocimiento. Del mismo modo, también puede hallarse el caso contrario; artistas que tuvieron cierto prestigio mientras estuvieron en vida, pero que, posteriormente, por diversos motivos, cayeron en el olvido. Mas eso no debe extrañar lo más mínimo, puesto que hay que recordar que el arte ha de ser creado como algo imperecedero. El artista no crea para gustar al público presente, sino a las generaciones futuras. El presente no es más que un mero contexto histórico desde donde el arte debe alcanzar el futuro. Eso significa que el arte puede ser contemplado en un presente, pero no juzgado, pues este es efímero, pasajero. Lo único eterno es el futuro, dirección hacia donde el tiempo siempre avanza, y solo desde una perspectiva retrospectiva se puede concluir si una obra alcanzará un reconocimiento eterno o no. Por lo tanto, nadie (dada su brevedad de paso en este mundo), por mucho respaldo que arrastre consigo, podrá valorar la utilidad de una obra, más que la Historia por sí misma; inevitable, pues, es concluir que ningún artista sabrá jamás si su obra tendrá algún sentido dentro del espacio del futuro, ya que solo a partir de su muerte podrá ser valorada su obra con total imparcialidad.
Publicado por
Corsso
el
2/14/2007 08:55:00 p. m.
0
mensajes
Etiquetas: Artículos
Callejón sin salida

Publicado por
Corsso
el
2/14/2007 07:33:00 p. m.
3
mensajes
Etiquetas: Fotografía
domingo, 4 de febrero de 2007
Punto de libro

Aquí dejo la sencilla plantilla de un punto de libro que he creado para entretenerme. El proceso que yo he hecho ha sido imprimir el dibujo en una hoja -antes de eso podéis ensanchar la imagen des del mismo Word para que adquiera el tamaño deseado-, recortarlo y engancharlo en una cartulina de las mismas dimensiones -en mi caso dorada, un color que a mí me gusta mucho-. Así, en un par de minutos puedes lucir un punto de libro nuevo y completamente personalizado.
Publicado por
Corsso
el
2/04/2007 08:05:00 p. m.
5
mensajes
Etiquetas: Sugerencias
jueves, 1 de febrero de 2007
El error
- ¿Les has enseñado a perdonar?
- ¿Perdonar? Sabe Dios qué será eso...
Publicado por
Corsso
el
2/01/2007 08:11:00 p. m.
4
mensajes
Etiquetas: Escritos
martes, 30 de enero de 2007
Ópera bajo la Catedral
Publicado por
Corsso
el
1/30/2007 11:33:00 p. m.
3
mensajes
Etiquetas: Sugerencias
domingo, 28 de enero de 2007
Nuevo Foro
Asimismo, habréis percibido que he colocado una cajita en la columna izquierda de la web a la que he llamado "Post Office" para que podáis dejar mensajes cortos que leerán el resto de usuarios. En el caso de que queráis ampliar vuestros comentarios, podéis hacer uso del Libro de Visitas o de las opciones habilitadas para comentar cada uno de los posts de forma individual, o bien poneros directamente en contacto conmigo.
Publicado por
Corsso
el
1/28/2007 04:40:00 a. m.
1 mensajes
Etiquetas: General
sábado, 27 de enero de 2007
Gato sobre el tejado
Publicado por
Corsso
el
1/27/2007 09:03:00 p. m.
0
mensajes
Etiquetas: Fotografía
Perfección
Aprendizaje, esfuerzo, disciplina, estudio, técnica, constancia, confianza, modestia, paciencia, templanza, tiempo, observación, dedicación.
Madurez, tenacidad, inspiración, ensayo, sencillez, deseo, vacilación. Ímpetu, seguridad, pequeña mancha, corrección, iniciativa, sensualidad, pasión desenfrenada, complicidad, orden entre el desorden, unión, maestría, creatividad, conocimiento, vivacidad, placer, espontaneidad, suspiro contenido, cúspide, apoteosis; culminación.
Publicado por
Corsso
el
1/27/2007 08:53:00 p. m.
0
mensajes
Etiquetas: Escritos
miércoles, 24 de enero de 2007
martes, 23 de enero de 2007
Cenicienta
Cogió un pintalabios rojo y lo apretó contra sus tiernos labios; acto seguido, cubrió a éstos de un candente color carmín, tan intenso como las ascuas del fuego, emanantes de centellas incandescentes.
Con un fino lápiz resiguió sus negras pestañas, las cuales contrastaban con la maravillosa transparencia de sus pupilas, desde las cuales se podía acceder hasta lo más hondo de su corazón. Acto seguido, esparció por su rostro un fino polvo, 'polvo de estrellas', gustábale decir, pues eran derramados suavemente para palidecer tímidamente sus mejillas, como si de una lluvia de cometas en medio de la opacidad absoluta del universo se tratara.
Tras eso, tomó su extenso y perfumado cabello jazmín, y, liberándolo del recogedor que lo mantenía sujeto, lo dejó caer, ondulante y harmonioso, hasta su máximo punto de flacidez. Luego, recogió de una pequeña y redonda cajita de porcelana unos pendientes vistosos y relucientes que parecían bailar alrededor de su rostro.
Cuando hubo hecho todo eso, dirigióse al fin a calzarse. Cogió con dulzura los tacones comprados para la ocasión tan sólo unas horas atrás y deslizó cuidadosamente sus pies, los cuales se introdujeron hasta encajar perfectamente en su interior. Acto seguido, roció su cuello de cisne con unas gotas de perfume, recogió su abrigo y salió de casa.
En la calle la luna había tomado posesión del cenit y parecía rugir, silenciosa, envuelta entre nubes de algodón. Mientras tanto, la mujer proseguía su camino, bajo la complicidad de las estrellas, entre calles tan grises que ni tan siquiera las luces anaranjadas de las farolas se atrevían a iluminar.
Al fin llegó al punto donde debería recogerla el carruaje, así que se detuvo en un rincón de la calle y esperó. Pasaron varios coches; también varios hombres de a pie; pero ninguno pareció recalar en su presencia, demasiado inalcanzable y poderosa para aquellos que recorren el camino de sus vidas sin levantar la vista de sus pies. Poco después, un coche negro metalizado se detuvo frente a ella y una puerta se abrió. Un breve juego de miradas bastó para que, sin vacilar, se introdujera en su interior.
A dentro, silencio. Pianos y violines amenizaban el trayecto, creando una absorvente atmósfera de placer y relajación. Los retrovisores destellaban al paso de cada neón, impregnados de un casi imperceptible lloviznar que poco a poco iba humedeciendo los cristales con sus finas gotas resbalando y jugueteando mansamente. Finalmente, tras unos minutos, el motor se detuvo. Entonces, sin más ruido que el respirar de ambos cuerpos, un salvaje juego de unión se desenvolvió entre besos, mordiscos y caricias bajo la tutela de la soledad más absoluta.
Al amanecer, la mujer llegó a casa. Se desabrochó el incómodo traje que a duras penas conseguía encajar en su embutido cuerpo, se despojó de los incómodos zapatos que le habían mortificado sus hinchados pies durante una noche entera y se lavó la cara, dejando al descubierto un rostro seco, mustio, imperfecto. Se dirigió a la cocina, llenó un vaso de ginebra y bebió. Luego fue hasta la cama, se echó, y empezó a llorar. Cuando las lágrimas que salpicaban su entumecida tez se agotaron, se revolvió entre las sábanas, lanzó un suspiro y, deseando no despertar jamás, la prostituta, desolada, cerró los ojos.
Publicado por
Corsso
el
1/23/2007 12:47:00 a. m.
3
mensajes
Etiquetas: Escritos
domingo, 21 de enero de 2007
Amanecer
Publicado por
Corsso
el
1/21/2007 09:39:00 p. m.
1 mensajes
Etiquetas: Escritos
El hundimiento
Un cristal estalla en mil pedazos.
Voces, carreras, griteríos. Avalanchas y descontrol. La guardia, apresuradamente, hace acto de presencia en una acción puramente simbólica. No ha habido ensayo. No hay posible actuación.
Un pedazo de techo se desprende alcanzando al rey. Decapitación. Su corona cae y se pierde entre el tumulto.
Fuego. Gente que intenta huir. Gente atrapada. Cadáveres pisoteados. Algunos, aún parecen respirar.
Caos. Lanzas invisibles atraviesan los frágiles cuerpos que aún anhelan su salvación. El enemigo es omnipresente. No hay oportunidad siquiera de luchar. E igualmente inútil resulta la rendición. El asedio es breve; al poco tiempo todo resulta arrasado. El castillo se desmorona, descomponiéndose y llevándose consigo torres, princesas y dragones, lámparas mágicas y espejos malditos. En su lugar ya sólo quedan escombros, mugre, devastación. Un mundo entero se desvanece bajo la sombra. No hay vuelta atrás. Una pluma ha dictaminado su destrucción.
Publicado por
Corsso
el
1/21/2007 04:20:00 p. m.
2
mensajes
Etiquetas: Escritos
La muerte de Afrodita
¡Ay! ¿Qué será de mí? Pregonaba la triste Afrodita de rasgos finos y empañados ojos brillantes, pues pese a sus lamentos también ella sucumbiría a la lujuria del voraz e incompasivo Urano.
Gemidos y lamentos ahogaron los estremecedores llantos que brotaron incesantes en la cámara mortuoria, antes galería de arte. Mas cuando las inútiles carreras habían por fin cesado, entre inertes y mutilados cuerpos en el suelo yacentes, aún una voz, instantes antes de expirar, se levantó para proclamar:
“Desgraciado tú, oh Creador nuestro que nos has destruido, pues de ti ya nada quedará tras tus cenizas. Date cuenta pues, que ahora, ya mismo, has alcanzado tu final”.
Tras ello, un desgarrado grito de horror resonando en la estancia.
Tras ello, un frágil cuerpo desalmado cae desplomado entre desfigurados rostros de cristal.
Tras ello, al fin, silencio.
Publicado por
Corsso
el
1/21/2007 04:11:00 p. m.
0
mensajes
Etiquetas: Escritos